Más de 5.600 personas murieron en Haití durante 2023 debido a la violencia de pandillas, según informó la Oficina de Derechos Humanos de la ONU. Esta cifra representa un aumento del 20% respecto al año anterior, con más de 2.200 personas heridas y cerca de 1.500 secuestradas.

La violencia ha dejado a más de 700.000 haitianos sin hogar en los últimos años, obligándolos a refugiarse en albergues improvisados e insalubres. Entre las víctimas más recientes se encuentran dos periodistas y un policía, asesinados durante la reapertura del principal hospital público de Haití en Nochebuena.

Un incidente particularmente grave ocurrió a principios de diciembre, cuando más de 200 personas fueron asesinadas en un barrio pobre controlado por pandillas, considerada una de las mayores masacres en la historia reciente de Puerto Príncipe.

La ONU también reportó 315 presuntos miembros de pandillas linchados y más de 280 personas asesinadas por la policía en supuestas ejecuciones sumarias.

Para contener la violencia, se ha desplegado una misión internacional liderada por Kenia con aproximadamente 400 policías, junto con 150 policías militares principalmente de Guatemala. Sin embargo, esta fuerza está muy por debajo de los 2.500 oficiales previstos inicialmente.

La crisis ha afectado severamente la infraestructura del país. El 85% de Puerto Príncipe está bajo control de las pandillas, y el principal aeropuerto internacional ha suspendido sus operaciones comerciales por tercera vez este año.

La situación ha provocado un éxodo masivo. Bajo la administración Biden, aproximadamente 27.800 haitianos han sido deportados de Estados Unidos. Por su parte, República Dominicana deportó a más de 250.000 personas a Haití el año pasado.

La ONU hace un llamado urgente para detener las deportaciones a Haití, argumentando que la grave inseguridad y la crisis de derechos humanos no permiten un retorno seguro y digno de los haitianos a su país.

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