El personal de la Casa Blanca se enfrenta a un desafío logístico extraordinario durante el día de la inauguración presidencial: completar la mudanza de una familia presidencial y acomodar a la siguiente en tan solo cinco horas.

El proceso comienza exactamente cuando los presidentes saliente y entrante abandonan la Casa Blanca para dirigirse a la ceremonia de juramentación. Durante estas cinco horas críticas, el personal debe:

• Inventariar y empacar las pertenencias restantes de la familia saliente
• Realizar una limpieza profunda de todas las áreas residenciales
• Reemplazar elementos como colchones, sábanas y toallas
• Desempacar y organizar las pertenencias de la nueva familia
• Abastecer la cocina con los alimentos preferidos del presidente entrante

La coordinación comienza desde noviembre, cuando el ujier principal contacta al equipo del presidente electo para planificar la mudanza. Los camiones de mudanza esperan cerca de la Casa Blanca y reciben autorización para ingresar una vez que inicia la ceremonia inaugural.

El personal trabaja en equipos coordinados: mientras unos empacan y cargan las pertenencias de la familia saliente, otros descargan y organizan las posesiones de la familia entrante según sus preferencias específicas.

Para esta transición específica, Melania Trump señala que la experiencia será más sencilla al conocer ya el proceso y la distribución de las habitaciones, aunque ha declinado la invitación de Jill Biden para reunirse en la residencia.

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