Estados Unidos ha respondido a las críticas del Papa Francisco sobre su política migratoria, instándole a "enfocarse en la Iglesia Católica" y dejar el control fronterizo a las autoridades estadounidenses.

Tom Homan, responsable del control fronterizo de la Administración Trump, señaló la aparente contradicción de que el Vaticano mantenga sus propios muros mientras critica las políticas migratorias estadounidenses. Estas declaraciones surgieron en respuesta a una carta del Papa Francisco dirigida a los obispos estadounidenses, en la que criticaba el plan de deportaciones masivas iniciado por el presidente Trump tras su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero.

La tensión entre el Vaticano y la administración estadounidense refleja un debate más amplio sobre el equilibrio entre la seguridad fronteriza y el trato humanitario a los migrantes. El Papa ha expresado preocupación específica por la dignidad de los migrantes afectados por estas políticas de deportación.

Esta disputa destaca las diferentes perspectivas sobre la gestión migratoria: la postura de control estricto de la administración estadounidense frente al enfoque humanitario promovido por el líder de la Iglesia Católica.

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