
Una rara especie llamada editor: el arte perdido de pulir libros
El oficio de editor es una labor delicada que requiere tanto conocimiento técnico como sensibilidad literaria. Mi primera experiencia como editor en Santo Domingo comenzó junto a Miguel Sang Ben, quien me dio la oportunidad de publicar una antología de Dulce María Loynaz bajo el sello "Editorial Argumentos".
Editar un libro requiere un tacto especial, similar a un cortejo delicado. La obra debe tratarse con sutileza, eliminando imperfecciones mientras se preserva su esencia. Un buen editor combina razón y arte para resaltar la belleza inherente del texto.
Sin embargo, el panorama actual de la edición en República Dominicana enfrenta varios desafíos:
- Escasez de editores profesionales calificados
- Proliferación de personas sin preparación que se autodenominan editores
- Libros publicados con errores técnicos básicos
- Falta de atención a elementos esenciales como fichas literarias y créditos
- Tiradas cada vez más pequeñas y menor inversión en publicaciones
Los buenos editores locales mantienen un bajo perfil, mientras muchos autores se ven forzados a editar sus propias obras sin el tiempo ni la experiencia necesaria.
La edición profesional debe:
- Respetar el propósito original del texto
- Evitar errores técnicos y de presentación
- Priorizar la calidad sobre el afán de lucro
- Contribuir al prestigio tanto del autor como de la obra
El verdadero reto para los editores independientes es equilibrar la viabilidad comercial con la excelencia editorial, manteniendo altos estándares de calidad que beneficien tanto a los autores como a los lectores.
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