En la víspera de su muerte, Martí reflexionaba desde su hamaca, a 790 kilómetros de La Habana. Al día siguiente, tres balas lo encontrarían en Dos Ríos, con la precisión que caracteriza a la muerte.

Años antes, en 1887, contemplando el declive de los imperios, Martí concluyó que "Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz". Esta reflexión, quizás influenciada por Ozymandias, surgió de un hombre que alcanzaría la inmortalidad sin buscarla.

La gloria, esa quimera que impulsa a los humanos, nace del deseo de trascender nuestra existencia finita. Entre Gorgias y Cioran, separados por 25 siglos, la angustia existencial permanece inmutable, pues su objeto de estudio es el mismo: el ser humano, criatura débil pero soberbia, única capaz de experimentar los extremos del cielo al infierno en un instante.

Históricamente, la gloria ha sido la recompensa del poder. Pero, ¿no es el poder simplemente un medio sofisticado para la atracción y el cortejo? En este contexto, los zapatos Louboutin representan una forma moderna de gloria - un símbolo de elegancia y distinción, a pesar del sacrificio que implica portarlos.

En los círculos elitistas, el debate entre Valentino y Louboutin persiste, pero la icónica suela roja mantiene su dominio. La ostentación de estos zapatos, como símbolo de estatus, puede eclipsar incluso las grandes discusiones sobre luchas de clase e imperios. Porque al final, la gloria es tan efímera como la visión de una mujer elegante alejándose sobre sus stilettos de suela roja.

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