Luis Homero Lajara Burgos fue mucho más que un político que participó en las elecciones presidenciales de 1974. Como militar e intelectual, su legado trasciende los simplistas juicios históricos que algunos han perpetuado.

Desde joven demostró una excepcional capacidad intelectual. Antes de los 20 años ya había leído los clásicos de la literatura universal, y su formación se enriqueció con experiencias en Inglaterra (1947) y Estados Unidos (años 50). Como autodidacta, aprendió inglés leyendo "Moby Dick" mientras estudiaba la Constitución dominicana.

Durante su servicio como jefe de la Marina de Guerra y la Policía Nacional, mantuvo una conducta íntegra, nunca abusando del poder ni malversando recursos públicos. Su visión de unas Fuerzas Armadas institucionales, virtuosas y apartidistas quedó plasmada en su trayectoria.

Su pensamiento económico, influenciado por teorías keynesianas, priorizaba el bienestar humano, como lo expresó en su libro "Tesis político-económica para el desarrollo en nuestro tiempo". En el ámbito privado, se convirtió en mentor de muchos intelectuales que buscaban su consejo en tertulias vespertinas.

Al fallecer el 22 de diciembre de 1994, no dejó riquezas materiales sino un legado de dignidad, honestidad y amor patrio. Su visión de la política como instrumento de servicio nacional, no de beneficio personal, permanece como ejemplo para las nuevas generaciones.

Lajara Burgos encarnó los ideales de la Ilustración y el humanismo, defendiendo la meritocracia en el servicio público y manteniendo una inquebrantable integridad moral. Su vida demuestra que se puede servir en altos cargos públicos sin comprometer los principios éticos.

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