Los empleados federales de Estados Unidos enfrentan nuevas exigencias para justificar sus funciones laborales tras la intervención de Elon Musk en la administración pública.

La Oficina de Administración de Personal generó confusión al enviar directrices contradictorias: primero indicó que los empleados no tenían que reportar sus logros semanales, pero posteriormente sugirió que podrían implementarse solicitudes similares con sanciones por incumplimiento.

La iniciativa, inspirada por Musk, requería que los trabajadores federales detallaran aproximadamente cinco logros semanales. Según la Casa Blanca, solo 1 millón de los 2.4 millones de empleados federales respondieron a esta solicitud.

Musk defendió la medida en X, calificándola como una "prueba trivial" y criticó tanto a los empleados que no respondieron como a los gerentes que los "instigaron" a no hacerlo. También sugirió que existen "limitaciones" que le impiden realizar recortes más significativos en el gasto gubernamental.

Las encuestas muestran una división en la opinión pública: según CNN, aproximadamente la mitad de los estadounidenses considera negativo el papel de Musk en el gobierno, mientras que solo un tercio lo ve positivamente. Una encuesta de The Washington Post e Ipsos revela una división similar sobre si los recortes afectan a gastos innecesarios o programas esenciales.

La administración mantiene su postura firme. Alina Habba, abogada de la Casa Blanca, advirtió que los empleados podrían enfrentar más exigencias para justificar sus trabajos, enfatizando que deben alinearse con la agenda "Estados Unidos Primero".

La controversia ha generado tensiones entre demócratas indignados y republicanos preocupados por las repercusiones políticas, sugiriendo que esta situación podría prolongarse en el tiempo.

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