Durante las festividades navideñas, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) reportó 29 fallecimientos debido a accidentes de tránsito y actos violentos, una realidad que se ha vuelto tristemente común en nuestro país.

Esta situación refleja una problemática más profunda que simples estadísticas: familias destrozadas que perdieron toda razón para celebrar, vidas truncadas que no pudieron recibir el año nuevo. Nos hemos acostumbrado tanto a ver las carreteras como zonas peligrosas y la violencia como algo cotidiano, que hemos perdido la capacidad de sorprendernos ante estas tragedias.

Las causas son múltiples y complejas:

• Falta de educación vial
• Irrespeto a las leyes de tránsito
• Conducción imprudente
• Combinación frecuente de alcohol y velocidad
• Indiferencia colectiva ante las consecuencias

Si bien las autoridades realizan esfuerzos para preservar la seguridad ciudadana, se necesita mayor rigor en la aplicación de las normas. La responsabilidad no debe recaer exclusivamente en las escuelas o el gobierno; las familias deben tomar un papel activo en la educación

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